LAS FRUTAS Y EL ARTE DE LA REPOSTERIA
LAS FRUTAS Y EL ARTE DE LA REPOSTERIA
Postre procede del latín posterus, lo que viene después. Y lo que viene después es, por antonomasia, el dulce. Los romanos acaudalados se permitían extravagancias como el pastel de rosas, y Persia enseñó a Occidente el arte de preparar sorbetes y helados, al parecer de origen chino. En los recetarios medievales tampoco falta el capítulo de los dulces. La sustitución de la miel como edulcorante universal por el azúcar y la fundamental aportación americana que fue el chocolate, transformaron los sabores y dieron lugar a la repostería de la gran cocina burguesa contemporánea, de la que seguimos siendo tributarios. Las frutas de sartén, las tartas, suflés y otras delicias de horno tienen amplio tratamiento en esas páginas, que se ocupan asimismo de las frutas que a lo largo del año, en cada estación, nos proponen un postre sano, natural y variado. También se trata de los quesos, cuya diversidad puede hacer difícil una elección adecuada.